28 de julio de 2012

Fedra

Quizás sea “Fedra” una de las obras más contemporáneas de la historia del Teatro Universal, porque posee sin lugar a dudas en sus palabras una universalidad de significados que la hace estar siempre viva pese a los siglos y versiones que sobre las tablas de los escenarios de todo el mundo se hayan llevado a cabo; y en parte esta afirmación radica en el sentimiento que hilvana toda la obra, el Amor. Único sentimiento humano capaz de provocar el deseo o la animadversión, una obsesión carnal irracional o esa dosis de valentía inconsciente para llevar al ser humano a trascender los límites de lo moralmente razonable. Eso es Fedra, un juego de contrastes del alma, donde el latir del corazón de Fedra se inunda de lo prohibido, obsesionada y rindiéndose ante la naturaleza pulcra y virginal de su hijastro Hipólito, el cual lejos de las pasiones carnales y las ambiciones del poder vive al dictado de la Naturaleza, de sus bosques y de los animales salvajes.